20 junio, 2015

Armar premetro

 Este es el cumpleaños beckettiano, es el año del gran despoblador de caminos. Es el momento en que todo se va vaciando hasta que no queda nada o hay que volver a empezar. Conociendo rutas nuevas, desiertos y rutas, barrios desarticulados y bombardeados que se cruzan viajando a bordo de un tren por la superficie de la tierra devastada. El lector del cumpleaños becketiano es una cosa perdida una cosa realmente perdida que no sabe quién es, dónde está... no puede encontrar un relato que le dé unicidad a eso que es y que vive. Le gustaría mucho poder abrirse como una flor gigantesca como una flor de arte cinético,  como la que hizo Eduardo Catalano, la Floralis Genérica, pero es tan difícil ponerse a desear algo tan grande... Me habla de cosas me pregunta cosas, de mí. Si estoy casado, si estoy con alguien si voy hacia algún lugar, y quisiera preguntarle hacia dónde va el premetro. Después cuando vajemos cuando caminemos hacia cierto lugar esas curiosidades se olvidan. No le puedo preguntar eso en ese momento porque qué dirá qué pensará si interrumpiendo digo y qué estaciones vienen después qué hay más allá de eso que se parece lejanamente a una avenida. (Esa avenida de la que pocos saben decir el nombre, es mucho mejor saber exactamente donde uno quiere ir a qué casa a qué oficina pública a qué centro de salud o de educación). No se lo puedo preguntar, estaría mal, la imagen de mí, se borrarría algo no sé. Entonces como que me pongo a inventar una historia de mí, algo irreal, va... un relato porque hay siempre como en la política misma algo que es del orden de lo imaginario y del relato que cuando estalla se zarpa hacia una vida que quiere brillar. Como sea, ya suben mil ochocientas más madres siempre jóvenes con niños y siento las ganas o la obligación de pararme y ceder mi asiento, qué viaje silencioso! Pero me escabullo no por mala educación es que si no cómo le hablo cómo espero que me pregunte y que me cuente. Es una suerte estar en el medio del vagón ya que siempre alguien aparece misteriosamente y cede, pero nadie quiere ceder, no. Me habla de su hija que estuvo enferma, me habla de quien llevó a su hija en el auto al médico, la semana pasada, por suerte que justo apareció para dar una mano. Anochese. Qué habrá más allá de donde nos vamos a bajar, más ciudad, más pobres, más cosas desalineadas, más terrenos extensos con nombres que nadie conoce. Nuestros zapatos se deslizan por la piel fría de los rieles y siento su caminar acompasado y retrasado que ríe suave.Este es justamente el lugar donde no vendría jamás si no tuviese que venir. Es el lugar que configura la verdadera ruta, el viñedo que el Señor quiere que sea cuidado. Hacia el sur-oeste se han de extender las emergentes vides; pero quién puede llegar hasta allí. El pre-metro puede llegar hasta allí si le da la nafta. La Luna baja y gigante y los reflejos del metal plateado de los rieles limpios son como la superficie espejada de la Floralis Genérica allá por Figueroa Alcorta, cerrándose ya para protegerse. A la gente se la lleva el vagón del pre-metro hacia esa siguiente estación desconocida, esa soledad y esa noche que no se cierra no se cierra como los pétalos de la otra. Al menos a la gente se la llevaron esta vez, no se tuvieron que bajar todos puteando porque el pre-metro una mierda, una cosa devastada, eso lo dice el conductor, esto es una flor que nadie riega. En esta soledad. El cemento se enfría se resquebraja y se parte, la tierra se calienta y se llena de ampollas. Por una de ellas se ve el gesto simpático del portero fumándose uno, hace como que, porque muestra lo que hace uno en la esquina todos los días con puntualidad de tomar el té. El portero junta los deditos rechonchos el pulgar y el índice se aplastan una yema contra la otra y los extremos se separan y se pone en pose y es como una danza por los movimientos de estar fumándose uno. Va más allá de la imitación. La boca ancha, el cuello abundante, firme y blanco. La pose de estar fumándose uno. Y otra ampolla donde al que imitaba el portero se le salta casi un párpado de la sangre que rasga un cuchillo de cocina que fueron a buscar después de un mano a mano en la placita. El pre-metro pasa por la placita? Si pasa entonces se puede ver lo que se arma, lo que arman, la que se arma cuando alguno diga qué me vas a armar un pre-metro ahora?!       
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