14 noviembre, 2012

Los gatos radioactivos de Skoglund

 Estábamos suspensos en una de esas increíbles imágenes de Sandy Skoglund sobre todo la que muestra una habitación donde hay unas personas, aunque sería mejor decir cuerpos sentados y todo está revestido como de unas larvas impresionantes de un tono salmón apagado en una atmósfera surreal pero que no deja de hacer llegar el sonido de la naturaleza produciendo de manera subterránea... haciendo un sonido estremecedor que tiene que ver con la vida y con la muerte; con el consumir y extender las fuerzas hasta donde se pueda y con el destruir otros organismos hasta donde se pueda también. Todo por abajo está chillando atrozmente en un grito de dolor natural que carece de injusticia. Todo está limpio y contaminado todo brilla pero se marchita, todo jadea una baba que purifica la mugre que toca, como los gatos que se limpian con su saliva, como las cucarachas que nunca andan cerca de la mierda y las telas de las arañas que al contacto con la piel herida la curan, la cauterizan. Mientras mirábamos las imágenes de Skoglund el veterinario que había entrado en el recinto explicaba de pie cerca de la mesa pálida, estas cosas; las propiedades hipercicatrizantes de las telas y desinfectantes también. Mientras hacía girar en su mano el frasco plástico de curabichero -que debía entregarle a un colega como muestra o regalo- y explicaba que cuando se aplica sobre las heridas del animal los gusanos se mueren y hay que sacarlos de a uno. Una vez a un caballo le sacaron medio balde de gusanos muertos, de otro modo caerían solos para continuar sus fases de desarrollo, por ejemplo la fase llamada pupa que es la última antes de que se transforme en mosca verde para continuar el ciclo de vida. Más tarde a la sombra de un ficus en el patio seco alguien se detiene a saludarnos y como nos ve leyendo nos pregunta sobre ese libro que no conoce. Le mostramos la tapa de Extension du domaine de la lutte y quiere saber algo sobre el autor. Quién no va a querer saber algo sobre el autor si al mirar la tapa azul cielo-artificial los gatos verdes fluo empiezan a moverse para todos lados, parece que hicieran gimnasia con sus colas cada uno gesticula y a su vez tiene dobles que reproducen el gesto de colarse, de inmiscuirse y contaminarlo todo. Que a quién se parece la primera star litteraire desde Jean Paul -como dice la contratapa-. Y se parecerá a un reventado... Lo cierto es que una pregunta no difícil de responder sería esta: por qué los libros de Houellebecq suelen emparejarse con las fotografías de Skoglund? 

 

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